domingo, 2 de febrero de 2014

…la falsificación de las palabras…

…la falsificación de las  palabras… 

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DOMINGO, 2 DE FEBRERO DE 2014


LA SOCIEDAD CIVIL CRISTIANA
SEGÚN LA DOCTRINA DE LA IGLESIA ROMANA
Texto de enseñanza moral para la juventud
Ilmo. Sr. Dr. PEDRO SCHUMACHER
Obispo de Portoviejo
I.
DEL ABUSO Y FALSIFICACIÓN
DEL SENTIDO NATURAL DE LAS PALABRAS
1. ¿Cuáles son las expresiones cuyo sentido han falseado los liberales?
Estas son principalmente las siguientes: libertad y liberal, teocracia, fanatismo, superstición, hipocresía, ultramontanismo, clericalismo, terrorismo, oscurantismo.
2. ¿Cómo han falseado los liberales el significado de las palabras “libertad y liberal”?
Libertad, en sentido legítimo, es la facultad y el derecho de hacer el bien; los liberales entienden por libertad la “moral independiente” que prescinde de la ley de Dios.
Ser liberal significaba antes generosidad y magnanimidad; hoy designa la pertenencia a una secta condenada por la Iglesia, tiránica y opresora de las libertades cristianas.
3. ¿Qué cosa es teocracia y gobierno teocrático?
Como lo hemos explicado ya, gobierno teocrático es un poder directamente instituido y dirigido por Dios, como sucedió en el pueblo de Israel, razón por la cual exclamó Moisés: “No hay otra nación tan grande, con la cual se comunique la Divinidad.”
4. ¿Qué entienden los liberales por gobiernos teocráticos?
En el sentido liberal, teocrático es equivalente a cristiano, y dan este nombre a todo gobierno que sigue la ley del Evangelio en su política.
5. ¿Qué cosa es fanatismo?
Fanatismo, en el sentido propio de la palabra, es locura y furor de sectarios, producido por ideas falsas y sentimientos ajenos de la religión católica. Así proceden, como verdaderos fanáticos, los liberales que expulsan a las religiosas de las escuelas y de los hospitales, o cuando quitan de los locales de enseñanza las imágenes religiosas.
6. ¿Qué cosa entienden los liberales por fanatismo?
Los liberales entienden por fanatismo la fidelidad a las leyes de la Iglesia y a las prácticas religiosas. El que ruega a Dios, el que se confiesa y comulga, el que se descubre ante el Santísimo Sacramento, este es un fanático a los ojos de la secta.
7. ¿Quiénes son, pues, los verdaderos fanáticos?
No lo son, ciertamente, los católicos cuando cumplen con sus deberes religiosos; pero verdaderos fanáticos son los liberales, que persiguen a los institutos de la caridad católica.
8. ¿Qué es superstición, en el sentido natural de la palabra?
Superstición, en la verdadera significación de la palabra, es un culto falso, y puede ser tal de dos maneras:
1º Cuando se ofrecen a Dios actos que son contrarios al culto divino.
2º Cuando se tributa culto divino al demonio o a otra criatura.
9. ¿Qué entienden los liberales por superstición?
Con este nombre designan los liberales al culto católico: la Misa, los Sacramentos y las sagradas ceremonias.
Los incrédulos del siglo pasado son los autores de esta falsificación.
10. ¿Qué es hipocresía?
La hipocresía consiste en fingir o aparentar sentimientos buenos sin tenerlos realmente.
11. ¿Qué entienden los liberales por hipocresía?
Los liberales acusan de hipócrita toda manifestación de sentimientos cristianos; pues, como ellos no los tienen, juzgan que nadie puede tenerlos, según el axioma: “El ladrón a todos juzga de su condición.”Juzgan de esta manera a todas las asociaciones católicas y las manifestaciones públicas del culto, como son procesiones, comuniones generales y romerías.
12. ¿Qué es ultramontanismo y qué es ultramontano, en el decir de los liberales?
Ultramontano (literalmente: el que vive al otro lado de los montes) significa, en el sentido de los liberales, el que defiende los derechos del Papa y los de la Iglesia Romana. Significa pues esta palabra lo mismo que católico romano, y ultramontanismo es equivalente a catolicismo.
13. ¿Por qué nos dan los libérales este nombre, en vez de llamarnos sencillamente católicos?
Los de la secta emplean en general toda esta palabrería para aparentar una instrucción poco ordinaria; pero en el caso presente tienen otro motivo más. Cuando hablan o escriben en un país católico, saben bien que chocarían con el sentimiento general, si dijesen que hacen la guerra al catolicismo y a los católicos; por esto emplean las palabras de ultramontanos y ultramontanismo, fingiendo que respetan la religión del pueblo.
14. ¿Qué es clericalismo?
La palabra “clericalismo” viene de clero; y sirve a los liberales para indicar, como con un término de desprecio, la intervención de la Iglesia y sus ministros en los asuntos políticos.
Como los liberales pretenden que la política debe seguir su camino sin tomar en cuenta a Dios y la religión, no pueden convenir que la Iglesia repruebe sus arbitrariedades y reclame contra la política atea.
15. ¿Cuándo se introdujo el nombre de terrorismo en la historia?
El gobierno de los liberales franceses durante la gran revolución de Francia fue llamado “Reinado del terror”por las inauditas maldades que cometieron entonces los defensores del sistema liberal.
16. ¿Qué es terrorismo?
La palabra “terrorismo” viene de terror; y las cosas que inspiran más terror a los de la secta liberal son particularmente dos:
1ª La pena eterna del infierno decretada por Dios para los que no creen y no quieren sujetarse a la ley divina.
2ª El castigo legal de los revolucionarios, y, muy en especial, la pena de muerte.
Los liberales dan, por esta razón, el nombre de terroristas a los que creen en la existencia de la pena eterna del infierno, y a todos aquellos que sostienen que los revolucionarios son dignos de castigo, como los demás criminales.
En cuanto a lo primero, que es la pena eterna del infierno, por más que la nieguen los liberales, debemos dar crédito a las palabras de Nuestro Señor, quien en el día del juicio dirá así a los réprobos: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno que está preparado para el diablo y sus ángeles.” (San Mateo 25, 41.) Las protestas del liberalismo nada podrán contra esta amenaza aterradora; pues es sentencia de Dios que el hombre no podrá anular.
En cuanto al castigo de los que resisten a la autoridad legítima, debemos recordar lo que dice la Sagrada Escritura: “Los que resisten a la potestad resisten a Dios y se acarrean la condenación”; y conviene tener presente que el Papa León XIII declara reos de lesa sociedad a los perturbadores del orden público.
Pero, como el liberalismo se complace con dar en cara a los pueblos cristianos la aplicación de la pena de muerte, y forma de esto un cargo odioso al cristianismo, conviene tratar por separado esta cuestión.
De la pena de muerte
Observación previa: queremos manifestar la inconsecuencia y la inmensa hipocresía de la secta liberal, cuando se pone como enemiga de la pena de muerte y como protectora de la vida humana.
Al oír las protestas de la secta liberal contra la pena de muerte, establecida y decretada a los homicidas, sean estos revolucionarios o no, se debería suponer que el liberalismo está animado de un alto respeto de la vida humana. Nada es más falso. Una sola revolución liberal, la del siglo pasado, ha destruido más existencias humanas que todos los tribunales de justicia en las naciones cristianas, desde el tiempo que las hay en el mundo. Y nunca se ha desmentido en los partidos liberales este desprecio de la vida humana. Dígalo tanta sangre inocente derramada por ellos para subir al poder.
Mientras el liberalismo provoque estas revoluciones armadas y mate a sus contrarios sin forma de juicio, cese de declamar contra la pena de muerte, aplicada con tanta profusión por sus adeptos.
Esta inconsecuencia del liberalismo es tanto más incalificable, por cuanto de su principio fundamental no puede sacar ninguna razón para decretar la pena de muerte. En efecto, si el hombre es su propia ley y su propio dios, como lo enseña el liberalismo, es claro que nadie puede quitarle la vida.
Las naciones cristianas, cuando tenían leyes que aplicaban la pena de muerte a los reos de crímenes atroces, se apoyaban por lo menos en un principio de autoridad y de razón. En el derecho de los pueblos cristianos, la autoridad pública representa a Dios, el cual es dueño de la vida humana, y el magistrado, cuando decreta la pena de muerte, no procede como hombre particular, sino como ministro de la justicia divina. Por esto nos dice el apóstol San Pablo: “El príncipe es un ministro de Dios para tu bien. Pero si obras mal, tiembla: porque no en vano se ciñe la espada; siendo como es, ministro de Dios para ejercer su justicia, castigando al que obra mal.” (Rom. 13, 4).
Hemos querido manifestar la inconsecuencia de los liberales, y la evidente contradicción entre sus dichos y sus hechos.
Por último, les preguntaremos: ¿y qué es de la secta masónica, vuestra madre, con su veneno y sus puñales, con que arma el brazo de los hermanos de las logias, los cuales deben estar prontos para ejecutar los decretos de muerte lanzados por la secta? ¿A qué ese veneno terrible llamado “maná de San Nicolás”, cuyos secretos saben los masones, y con el cual matan sin ruido ni peligro?
De este terrorismo, ejercido en medio de la sociedad por la secta masónica, nos habla el Papa León XIII en las siguientes palabras: “Realmente no es raro que la pena del último suplicio sea impuesta entre ellos a los que están convictos de haber descubierto la disciplina secreta de la sociedad, o de haber resistido a las órdenes de los jefes; y esto se practica con tanta destreza, que la mayor parte de las veces el ejecutor de estas sentencias de muerte burla la justicia establecida para impedir los crímenes y castigarlos.
Pero vivir en el disimulo y querer envolverse en tinieblas; encadenar así con lazos estrechísimos y sin darles a conocer previamente a qué se obligan, a hombres de este modo reducidos a la condición de esclavos; emplear en todo género de atentados estos instrumentos pasivos de una voluntad extraña; armar, para el asesinato, manos con cuyo auxilio se asegura la impunidad del crimen, son prácticas monstruosas condenadas por la misma naturaleza. La razón y la verdad bastan, pues, para probar que la sociedad de que Nos hablamos está en formal contradicción con la justicia y la moral naturales.”
II.
DE LAS ASTUCIAS DE LA PRENSA LIBERAL Y MASÓNICA
¿Cuáles son los medios de engaño que emplea la prensa liberal?
Estos medios consisten, principalmente, en inventar y propalar cuentos y anécdotas injuriosas para la Iglesia y sus ministros y en ocultar y callar los hechos que honran al catolicismo.
El Obispo de Loja dirigió, poco ha, el siguiente aviso a sus diocesanos:
“Creemos necesario advertiros para vuestro desengaño, que no ha mucho leímos una circular dirigida por la principal logia masónica de Italia a las demás logias, en la que se inculcaba con diabólica malicia que trabajasen con todo empeño en desacreditar y desprestigia al Clero, porque, perdido por el pueblo el respeto y amor a los sacerdotes, con facilidad conseguirían lo que tanto desean, esto es, acabar con la religión.”
“La prensa contemporánea, dice un autor católico, discípula fiel de su maestro y corifeo Voltaire, que no cesaba de repetir: ‘Mentid, mentid siempre, porque algo quedará’, no deja escapar ocasión alguna de declamar contra las más respetables instituciones. Sus escritores desfiguran los hechos, exageran los abusos, búrlanse de lo más sagrado: no hay para ellos chiste soez, anécdota ridícula, injuria ni calumnia; todo es medio excelente con tal que logren el infame proyecto de arrancar del corazón de los fieles la confianza y el respeto que merecen los ministros del Señor.”
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